Metodología de Ellas Impactan

La investigación incluyó más de 1,040 horas de trabajo de campo distribuidas en 40 actividades antropológicas en total.

Se elaboraron cuatro diarios etnográficos, uno por cada territorio visitado. Además, se realizaron conversaciones individuales con 18 mujeres (9 usuarias de Iluméxico y 9 de Kessel), así como 18 conversaciones grupales con familias beneficiarias de ambos proyectos, permitiendo una lectura profunda y situada de sus experiencias cotidianas con la tecnología energética.

EN ESTE ESTUDIO

La metodología fue una forma consciente y crítica de construir conocimiento con y desde las personas. La investigación parte desde una convicción clara:
Entender la vida energética requiere acceder a los contextos sociales donde se produce, se interpreta y se transforma.

Se optó por un enfoque cualitativo de raíz antropológica, capaz de captar lo que no se mide con indicadores, el sentido que las personas le dan a sus prácticas.
El trabajo de campo partió de observar e interpretar cómo se vive, se discute y se re-configura el acceso a soluciones energéticas en contextos donde la desigualdad, la informalidad económica y la distancia institucional son parte constitutiva de la realidad.

Realizamos un diseño mediante un sistema de tres herramientas principales:
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Conversaciones semiestructuradas individuales con mujeres usuarias
  - Ejercicios familiares con miembros de su entorno doméstico
  - Diarios de campo antropológicos


Se realizaron conversaciones semiestructuradas en profundidad con 18 mujeres usuarias de soluciones energéticas así como 18 ejercicios familiares que ampliaron la mirada hacia las formas de convivencia y organización económica en el hogar. En paralelo, se construyeron diarios de campo antropológicos, uno por región, como herramienta crítica de observación.

Estas herramientas fueron aplicadas en cuatro regiones contrastantes: Bocoyna (Chihuahua), San Blas Atempa (Oaxaca), Tecoh (Yucatán) y Naucalpan (Estado de México).

Esta estructura no responde a una fórmula, sino a una necesidad de contraste metodológico.
Las conversaciones individuales permiten observar la trayectoria energética desde la voz de quien gestiona el hogar; los ejercicios familiares revelan el entramado relacional que sostiene, reproduce o negocia el uso de la energía; los diarios, por su parte, operan como una herramienta de análisis situada en contextos vivos donde se documentan las formas materiales, espaciales y temporales en que ocurre la vida.

Lo que se buscaba no era que las personas “opinaran sobre la energía”, sino reconstruir con ellas cómo había cambiado su vida, qué decisiones implicaba, qué conflictos surgían, qué prioridades desplazaba.

El trabajo metodológico de Bitácora Social se rigió por una serie de categorías analíticas definidas previamente como ejes de observación e interpretación. Cada categoría operó como un punto de entrada para entender realidades distintas, múltiples y a menudo excluidas del enfoque técnico convencional:

Ingreso irregular
  
- Economía discontinua
  
- Estructura familiar redistributiva
  
- Fragilidad estructural
  
- Distancia gubernamental
  
- Lenguaje como frontera
  
- Geografía disímil
  
- Condiciones de apropiación relacional


Para comprender la experiencia energética en contextos de desigualdad (en ocasiones, muy profundos en México), la investigación cualitativa ayudó a entender que no basta con registrar uso, acceso o satisfacción, resulta necesario observar cómo las condiciones estructurales se filtran en lo cotidiano y moldean las formas en que las tecnologías son recibidas, utilizadas o desplazadas. La etnografía no enmarca sólo un método de trabajo, sino un sistema riguroso de observación e interpretación, sustentado en herramientas adaptadas, categorías analíticas y una escucha crítica.

La tecnología no transformó la vida de las mujeres; fue la vida la que absorbió la tecnología y se convirtió en un catalizador silencioso de reorganización.